Primeramente vamos a limpiar bien con abundante agua los chiles y las zanahorias. Luego procede a cortar por la mitad los chiles y desecha las semillas y los tallos.

Corta en ruedas de igual grosor las zanahorias y en tirillas la cebolla. Corta también los dientes de ajo a la mitad.

Adiciona a un sartén tres cucharadas del aceite de oliva y coloca al fuego. Añade la zanahoria, el ajo y la cebolla.

Deja cocer por aproximadamente dos o tres minutos o hasta que observes la cebolla tomar una coloración transparente.

Es el turno de los chiles, agrégalos y mueve. Deja cocer otros 5 minutos y no olvides salpimentar con la sal y la pimienta.

Adiciona ahora el resto del aceite y el vinagre, las hojas de laurel, el orégano y el tomillo; y deja que hierva entre 5 y 7 minutos.

Pasado este tiempo retira del fuego y deja refrescar. Envasa la preparación en un frasco de vidrio y asegúrate que pueda hermetizarse.

Mientras más días pasan, más se acentúa el aroma y el sabor.