Comienza limpiando y desvenando los chiles y asándolos en un comal. Cuando estén bien asados por todos los lados, remójalos en el agua caliente por unos 30 minutos.
Una vez listos agrégalos a un procesador de alimentos o a la licuadora y agrega el agua en la que se estuvieron remojando. Licúa hasta obtener una especie de puré.
En un sartén adiciona la mantequilla y coloca al fuego para que se derrita. Cuando este tibia añade la cebolla cortada y remueve hasta que se sofría bien.
Retira y mezcla con el queso. Adiciona una o dos cucharadas del puré que hiciste previamente con los chiles y remueve para que todos los ingredientes se integren.
En otro recipiente coloca la masa para tortillas y agrégale el resto del puré de chiles. Adiciona un punto de sal y amasa hasta que observes que todos los ingredientes se han integrado completamente.
Cubre entonces la masa con un paño húmedo y deja reposar por unos 20 o 30 minutos.
Pasado el tiempo puedes formar tus tortillas. Para ello toma una porción de masa, haz movimientos circulares con la palma de las manos y cuando tome forma redondeada aplástalas en una prensa para tortillas.
Para darle la forma a las enchiladas coloca en su centro una porción de la mezcla que preparaste con queso y chiles y dóblala por la mitad. Asegúrate de apretar bien los bordes para evitar que el relleno se derrame.
Cuando todas las tortillas estén formadas, colócalas en un comal para que se doren por ambos lados.
Finalmente adiciona al sartén el aceite para freír y coloca al fuego. Cuando esté caliente, fríe las enchiladas por unos 3 o 4 minutos de cada lado para que se doren bien.
Al retirar, coloca en un papel absorbente para eliminar el exceso de grasa.
Puedes acompañar con un poco de salsa verde, queso rallado y aros de cebolla.