Comienza por cortar la carne en trozos medianos. Coloca los trocitos en un refractario para horno, y sazona con sal, comino y pimienta.
Por otro lado, limpia bien todos los chiles despojándolos de los tallos, las semillas y las venas.
Una vez limpios, agrega un poco de aceite a un sartén y fríe todos los chiles por unos 2 minutos aproximadamente. No dejes de moverlos constantemente para evitar que se peguen o se quemen.
Coloca los chiles fritos en una olla y vierte el agua. Coloca al fuego y deja hervir hasta que se ablanden. Reserva.
En el mismo sartén que freíste los chiles, sofríe ahora el ajo, la cebolla y los tomates. Cuando comience a soltar el aroma, viértelos en la licuadora.
Adiciona también los chiles fritos y el agua en la cual los herviste. Vierte además el resto de los ingredientes y licúa hasta tener una mezcla homogénea y ligeramente espesa.
Vierte esta mezcla sobre la carne. Puedes hacerlo a través de un colador, para evitar grumos y aglutinaciones.
Tapa el refractario y coloca la carne con la salsa esparcida en el horno a una temperatura de 350 Fahrenheit o 180 grados por un periodo de 2 horas aproximadamente.
Sirve y Disfruta. No olvides que puedes acompañar con arroz, tortillas, tacos o como prefieras.