Vierte el caldo de pollo en un recipiente y coloca al fugo para calentarlo. Adiciona la mantequilla y sal.
En otro recipiente calienta también la leche evaporada. Una vez tibia, viértela en la elaboración con el caldo y la mantequilla.
Toma una jeringuilla y ve llenándola de esta mezcla, mientras vas inyectando la carne del pavo.
Asegúrate que lo inyectes en todas las áreas, especialmente en la de la pechuga, porque es la zona más seca.
Si has inyectado toda la carne y te queda de la preparación, puedes bañar el pavo por toda la superficie.
Enciende el horno para ir precalentando a 180 grados. Vierte entonces en la licuadora todos los chiles previamente remojados, pelados y desvenados. Agrega la cebolla cortada en cuadritos, el ajo pelado y el jugo de piña.
Licúa bien, cuando los ingredientes estén bien integrados, agrega el vinagre de manzana, el comino y salpimenta el adobo. Licúa una vez más.
Vierte entonces gran parte de este adobo sobre el pavo. Hazlo de forma lenta para que se escurra la menor cantidad posible, pues mientras más salsa logres dejar sobre la carne, mejor será el sabor resultante.
Reserva una parte del adobo. Coloca el pavo en el horno y cocina por unas 3 horas. Cada cierto tiempo puedes ir revisando la elaboración para asegurarte que todo marcha bien, y aprovecha para seguir bañando la superficie del pavo con el adobo que tenías reservado.
Para preparar el relleno, corta en ruedas la cebolla y agrega el aceite en un sartén. Coloca al fuego y cuando el aceite esté tibio, adiciona la cebolla.
Cuando desprenda el aroma, añade la piña cortada en cubitos. Saltea por unos 5 minutos hasta que la piña se torne ligeramente dorada.
Vierte entonces la pechuga de pollo cortada en cubos y baja la intensidad del fuego. Añade el cilantro, sal y pimienta al gusto y la salsa de tomate.
Deja cocer unos minutos hasta que te asegures que la carne esté bien cocida. Reserva esta preparación y sirve con el pavo cuando esté listo